Qué frase tan increíble. Cada uno recibirá su alabanza de Dios. No «los mejores» ni «solo unos cuantos» ni «los realizadores», sino «cada uno recibirá su alabanza de Dios».
No te excluirán. Dios se encargará de que así sea. Dios mismo hará el elogio. Cuando se trata de hacer reconocimientos, Dios no delega en nadie la tarea. Miguel no reparte las coronas. Gabriel no habla a nombre del trono. Dios mismo hace los honores. Dios mismo alabará a sus hijos.
Y lo que es más, ¡la alabanza es personal! ... Los premios no se dan a una nación, ni a una iglesia ni a una generación en un momento determinado. Las coronas se otorgan una por una. Dios mismo te mirará a los ojos y te bendecirá con estas palabras: «¡Bien, buen siervo y fiel!» (Mateo 25.23).
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones;
y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
1Corintios 4:5
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