La vida es como un partido de béisbol en un gran estadio. Nadie puede predecir el resultado del partido. El misterio se descubre en la novena ‘entrada’. El partido no termina hasta llegar a este punto. Muchas veces se revierte la situación en forma milagrosa. Yogi Berra, el famoso jugador de béisbol dijo: “El partido no se acaba hasta que se acaba”.
La vida revertida es aquella que comienza con dolor, pero por la gracia de Dios, termina alabando su nombre. Porque si Dios nos ayuda, nuestra vida puede revertirse. Aunque la realidad sea muy difícil, siempre puede cambiar para bien. Aunque no encontremos la salida, no perdamos el ánimo. Si no podemos cambiar la realidad, cambiemos primero nuestra forma de pensar. Pensemos que podemos revertir la situación y ganar, con la ayuda de Dios. Si no podemos cambiar la realidad, cambiemos nosotros mismos.
Entrenémonos para hacer un ‘jonrón’ en el momento clave de nuestra vida. Todavía nos quedan muchas oportunidades para lograrlo. El béisbol termina con la novena ‘entrada’, pero la vida no es tan sencilla. El fin del que pone su fe en Dios, es la bendición.
Esto es revertir la situación. El último destino del creyente es el reino de los cielos. Dios siempre ayuda a los que en Él confían para que puedan dar hermosos frutos.
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmos 126:5-6
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