18 mar 2012

TENEMOS UN DIOS FIEL


La fidelidad es un rasgo del carácter y la idoneidad es un rasgo del talento. Es necesario tener los dos en el adecuado balance. La idoneidad sola nos puede hacer llegar a lugares en donde la fidelidad no llega. Eso es un desastre, porque sin un carácter forjado por Dios, el talento es sólo una herramienta peligrosa. No es en vano que se requiere que cada uno pruebe su fidelidad al establecerse en alguna decisión importante.


Pablo menciona a tres ocupaciones distintas y parecidas a la vez. Diferentes en cuanto a su talento pero similares en cuanto a su carácter. Tanto soldado, atleta como labrador requiere de una disciplina que les permita mantenerse firmes, perseverando en lo que se habían comprometido.


El soldado, es el perfil de alguien acostumbrado a la batalla, a la conquista de nuevos territorios, al que le apasionan las jornadas con adrenalina. Sabe que hay batallas que pelear y tiempo de preparación muy exigente para alcanzar la victoria contra el enemigo.


El atleta, es alguien que se somete a su cuerpo para que pueda alcanzar una medalla o un trofeo; es una persona que ha fijado su visión en alcanzar un lugar en el salón de la fama de los que rompieron un record.


El labrador, responde al perfil de alguien que se dedica pacientemente en la tarea de escoger la semilla adecuada, remover y preparar el terreno, cultivar diariamente las plantas y darles el sistema de regadío necesario, cuidar que las plagas no le afecten y, una vez salido el fruto, se asegura que la cosecha a tiempo para que se pierda.


Todos pasan jornadas duras y en condiciones penosas, porque están sometiendo su cuerpo al rigor de la disciplina. Al soldado infiel se le conoce como desertor, al atleta que usa sustancias para sacar ventajas le llaman tramposo; y al labrador que descuida sus campos se le llama ocioso.


La fidelidad siempre da buen fruto. El soldado aspira ser héroe, el atleta ser campeón y el labrador ser un proveedor. Usted tiene la gran oportunidad de ser héroe, campeón y proveedor. Sea fiel seguidor de Cristo y cumpla el ministerio al cual lo llamó Dios. Enseñe a la siguiente generación con su ejemplo. ¡Sea fiel en todo!





De generación en generación es tu fidelidad;

Tú afirmaste la tierra, y subsiste.

Salmos 119: 90

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