1 abr 2011

Una ayuda muy real!!



¿Qué es más difícil: hacer o resistir? Yo creo que resistir es mucho más difícil, y nuestro Padre nos ama demasiado como para dejarnos pasar por la vida sin que aprendamos a resistir. Es por eso que quiero que usted le dé la bienvenida a las pequeñas dificultades, las pequeñas heridas y durezas que de seguro están presentes cada día. Porque a través de ellas tiene la oportunidad de decir “no” a usted mismo, y haciendo esto usted será fuerte no solamente para hacer, sino para resistir.
Suceda lo que sucediere, no tenga autocompasión. Usted sabe de qué manera nuestro Señor enfrentó la tentación. Después de todo, ¿qué es lo que tenemos que soportar comparándolo con lo que nuestro Señor padeció por nosotros?
Sé que cada uno de ustedes tiene la necesidad de ayuda constante si continuamente desea triunfar. Tengo unas palabras espléndidas para ofrecerle; se encuentra en el primer versículo del Salmo 46: “Nuestro pronto auxilio”.
Nuestro amante Señor no está presente solamente, sino que está más cerca de lo que imaginamos, tan cerca que un susurro puede oírlo. Conozco la historia de un hombre que perdía el control de su temperamento y no tenía tiempo para apartarse y orar pidiendo ayuda. Su hábito era elevar oraciones tipo telegramas: “ ¡Tu dulzura, Señor”, y la dulzura venia.
¿Necesita valentía? “!Tu valentía, Señor!” ¿Paciencia? “!Tu paciencia, Señor!” ¿Amor? “!Tú amor, Señor!” ¿Dominio propio? “!Tu control, Señor!”
¿Practicaremos esta rápida y simple manera de orar más y más? De hacerlo, nuestro Pronto Auxilio no nos desilusionará. Porque tú, Señor, jamás le has fallado a los que te buscan.
Isaías dijo: “Porque Jesús me dijo de esta manera fuerte” (8:11). Muchas veces esa mano fuerte viene a través de una revelación profunda de una sola palabra. Me ha sucedido a mí a través de la palabra “confianza”, que descubro que significa “apoyarse, confiar, abrirse”.
Debemos decir: “He confiado en tu misericordia, me he apoyado en tu misericordia”, es decir que hemos confiado en el que nos ha amado con amor eterno, el que perdona y nos limpia, y nunca se cansará de nosotros. “Mas el que confía en Jesús (espera en Jesús), le rodea la misericordia” (Salmo 32:10) ¿No es acaso característica de Dios hacernos saber que desea que aprendamos, no solo en relación a su misericordia, sino de su propia persona?

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Salmos 46:1

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