En la región de Palestina crecen los árboles de mostaza. La semilla de mostaza es tan pequeña, que con el mínimo soplo de viento se vuela. Pero, una vez que arraiga sus raíces, el árbol crece hasta alcanzar hasta tres metros de altura. Jesús le habló a los discípulos sobre la semilla de mostaza, comparándola con ‘el reino de Dios’. El Señor dijo que el reino de Dios es como una semilla de mostaza. La obra del reino de Dios se ve pequeña e insignificante al comienzo, pero crece cada vez más hasta cubrir toda la tierra.
Era un mensaje de esperanza. Jesús les habló a los discípulos para que tengan esta visión del reino de Dios. A pesar de que la realidad sea difícil y dolorosa, les exhortó para que sean los mensajeros del reino de Dios. Nosotros también debemos tener esta visión, porque somos los discípulos del Señor. Y debemos dar lo mejor para alcanzar el cumplimiento del reino de Dios. A pesar de que parezca algo pequeño, debemos tener expectativa de ver el reino de Dios, predicando el evangelio como testigos.
Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre.
Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera,
y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para
toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
2Corintios 9: 9-11
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