En el mundo, hay personas en posiciones altas o bajas. Todo hombre intenta escalar posiciones, hasta alcanzar una en la cual otros le sirvan. Entre los doce discípulos de Jesús, ¿cuánto se valoraban unos a otros? En la Biblia dice que ellos tenían en su corazón la intención de alcanzar un lugar más alto que el otro. Santiago y Juan, acompañados de su madre, fueron a ver a Jesús y le rogaron poder sentarse a su derecha e izquierda en su gloria. Cuando se enteraron de esto, los demás discípulos se enojaron grandemente porque, en realidad, todos tenían interés en alcanzar un cargo mayor.
Jesús se sentó entre los últimos y sirvió a los demás como siervo. Jesús nos dice que no pongamos números en los asientos, que no haya un lugar más alto que el otro, sino que nos sentemos todos en círculo. Nos dice: “Todos ustedes son hermanos”. Debemos sentarnos en círculo para que todo ocupemos lugares iguales.
Los que sueñan con una iglesia comunitaria se sientan en círculos porque exceptuando a Jesús, que es la cabeza de la Iglesia, todos somos iguales.
Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad
son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros
como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor,
el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa?
Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Lucas 22:25-27
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