Pedro no está probando a Jesús; está rogándole a Jesús. Dar pasos sobre un mar tormentoso no es una acción lógica; es un gesto de desesperación. Pedro se apoya en el borde del barco. Pone fuera una pierna… luego la otra. Da unos cuantos pasos. Es como si una hilera de rocas invisibles se extendiera debajo de sus pies. Al final de la hilera está el rostro iluminado de su siempre compasivo amigo.
Nosotros hacemos lo mismo, ¿verdad? Vamos a Cristo en la hora de profunda necesidad. Abandonamos la barca de las buenas obras. Comprendemos … que la fortaleza humana no nos salva. Buscamos a Dios en nuestra desesperación. Comprendemos … que todas las buenas obras en el mundo son insignificantes cuando se ponen delante del Perfecto.
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú,
manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven.
Mateo 14:28-29
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