Servimos a Dios al servir a otros.
El mundo define la grandeza en términos de poder, posesiones, prestigio y posición. Si usted puede exigir el servicio de otros entonces ha llegado a la cumbre. En nuestra cultura egoísta, con su mentalidad de yo primero, actuar como siervo no es un concepto popular.
Jesús, sin embargo, midió la grandeza en términos del servicio, no del status. Dios determina la grandeza de usted por medio de cuánta gente sirve, no de cuánta gente le sirve. Esto es tan contrario a la idea de grandeza que tiene el mundo, que tenemos dificultades en entenderlo y ya no digamos en practicarlo. Los discípulos discutieron entre sí sobre de quién se merecía la posición de más prominencia, y, 2,000 años más tarde, líderes cristianos todavía siguen compitiendo por cómo obtener una posición y prominencia en las iglesias, denominaciones y ministerios paraeclesiásticos.
Miles de libros han sido escritos acerca del liderazgo, pero muy pocos acerca del servicio. Todos quieren ser líderes; nadie quiere ser siervo. Preferimos ser generales que soldados comunes y corrientes. Incluso los líderes cristianos quieren ser "siervos-líderes", no sólo simples siervos. Pero para ser como Jesús tiene que ser un siervo. Así fue como El se refirió a sí mismo.
Aunque conocer su molde es importante para servir a Dios, tener el corazón de un siervo es más importante. Recuerde, Dios lo moldeó para el servicio, no para ser egoísta. Sin el corazón de un siervo, será tentado a mal usar su molde para su beneficio personal. También será tentado a usarlo como una excusa para eximirse de atender algunas necesidades.
A menudo Dios prueba nuestros corazones al pedirnos que sirvamos en maneras que no hemos sido moldeados. Si ve a un hombre que cae en una zanja, Dios espera que lo ayude, no que diga, "No tengo el don de misericordia o de servicio." Aunque puede que no tenga el don para hacer una tarea en particular, puede que sea llamado a hacerla si no hay nadie con ese don. Su ministerio primario debería de ser en el área de su molde, pero su servicio secundario es donde sea necesitado en ese momento.
Su molde revela su ministerio, pero su corazón de siervo revelará su madurez. No es necesario tener un talento o un don especiales para quedarse después de una reunión a recoger la basura o doblar las sillas. Cualquiera puede ser un siervo. Todo lo que se requiere es carácter.
Es posible servir en una iglesia por toda una vida sin jamás ser un siervo. Tiene que tener el corazón de un siervo. ¿Cómo sabe si tiene el corazón de un siervo? Jesús dijo, "Podrán ver lo que son por lo que hacen."
El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate por muchos.
Marcos 10:43-45
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