27 mar 2011

Esa sensación de vacio!!



Tres miembros de una pandilla, de unos veinte y pico de años cada uno, que habían estado bebiendo, irrumpieron en el ensayo de un coro un lunes por la noche en una iglesia en Rusia y exigieron al director que les diera dinero. Él se negó, a pesar de que los muchachos tenían un arma y amenazaron con hacerle daño a una joven.
El director del coro, que había vivido un par de años en un barrio malo de Seattle, mantuvo la calma y empezó a hablar con los intrusos. Primero los persuadió para que dejaran ir a los miembros del coro, todos estudiantes universitarios, a otra parte de la iglesia. Luego dijo: “¿Por qué tendría que darles dinero? Lo van a gastar en bebida, tratando de llenar el vacío que tienen dentro. No dará resultado, porque serán tan desdichados y estarán tan insatisfechos como cuando empezaron. Estaría desperdiciando mi dinero”.
Para sorpresa suya, uno de los muchachos se sentó, se puso la cabeza en las manos, y dijo: «Tiene razón. Me siento muy vacío. Estoy cansado de ser de esta manera. ¿Qué puedo hacer?»
Antes de que el director del coro pudiera contestar, los otros intrusos empezaron a gritar… pero se les había terminado el valor y se fueron pronto.
La vida de ese joven criminal estaba vacía y él lo admitió. Pero he aquí mi pregunta: ¿A cuántos de nosotros, que somos seguidores de Cristo, podría aplicarse la misma descripción?
Aunque conocemos al Señor, somos capaces de vivir descontentos e infelices. Podemos pasar muchísimo tiempo deseando ser otra persona o tener cosas que otros tienen. Tratamos de llenar la sensación de insatisfacción que llevamos dentro con cosas —autos, ropa, atención— que sólo crean un vacío mayor.
Estamos buscando algo que sólo se puede hallar en Jesús. Le hemos pedido que nos salve. Es hora de que seamos felices con la persona que Él nos ha hecho. Si andamos con el Señor, podemos estar contentos cualquiera que sea nuestra situación.
Si, como el pandillero, nunca has aceptado a Cristo como Salvador, ahora es el momento de confiar en Él. Y si, como creyente, tu vida parece no tener significación, pídele a Jesús ahora que la llene con su presencia. Así no tendrás esa sensación de vacío.

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:10-11

1 comentarios:

Angelo dijo...

Se buscan sensaciones, emociones pasajeras , buscando la evasión a ese vacio. Solo reconociéndo esa ausencia se puede empezar a buscarla. AHí está nuestra labor, dar testimonio para que los demás se sientan interpelados.
La historia me ha encantado.
Abrazos y mi oración